Según Freud existen 3 paliativos para soportar la vida: 1.Distracciones que nos hacen pequeña nuestra miseria, 2. Satisfacciones sustitutivas que la reducen y 3. Los narcóticos que nos tornan insensibles.
A-Dictos:
El fenómeno de la adicción tiene como característica distintiva una necesidad irrefrenable, fenómeno que denuncia la ausencia de una capacidad de demora o de espera, de lo intolerable que puede llegar a ser para el sujeto esa tensión que suele manifestarse en un estado de angustia (a veces extrema) que requiere de la droga (objeto único, exclusivo y excluyente, insustituible), y su ingesta para poder suprimir la tensión y con ello la adquisición de un estado de plenitud, estado que de otra forma no podría alcanzar. La relación con la droga es excluyente de todo otro tipo de relación social porque esta es insustituible.
El propósito del aparato psíquico es el de evitar el displacer y por consecuencia alcanzar el placer. Es un principio económico. El displacer va ligado al aumento de las cantidades de excitación y las tensiones concomitantes y el placer estaría ligado a la disminución de las mimas. El aparto psíquico intenta regularse por la descarga (principio de placer-proceso primario) o por la elaboración psíquica a través de la actividad del pensamiento (principio de realidad-proceso secundario).
Con la droga se genera un círculo vicioso. Calma la tensión momentáneamente, negando las exigencias de la realidad, evita la angustia, pero el depender de la sustancia lo somete a esa realidad, pasa a ser un esclavo de aquello que pretendió dominar. Progresivamente en su dependencia la ausencia de droga se vive en sí misma como desorganizante y angustiosa con lo cual se refuerza, vía la abstinencia y la tolerancia, la dependencia física y psíquica. Sabe que se hace daño, pero queda desmentido, encubierto por la momentánea sensación de alivio. La droga como objeto queda idealizada ya que contara con todas las cualidades necesarias y únicas para evitar el desvalimiento yoico. Luego esta idealización es racionalizada por el adicto.
Mediante la ingesta se opera una regresión a estados en los cuales el yo sé indiferencia, se fusiona, siente una pérdida de identidad e indiferenciación con los objetos externos, lo cual calma la sensación de separación que le es desorganizante. Es una defensa ante la vivencia de vacío. Con la sustancia se alcanza un sentimiento de completud, que obtura el deseo y solo demanda ese objeto idealizado que es la droga como objeto mítico de la necesidad.
El déficit en la capacidad de simbolización lo vuelve incapaz de resignificar los objetos de la infancia, elaborar los duelos pertinentes del pasado que permitirían iniciar una acción propositiva, con la paciencia y demora necesarias. Permanece fijado, incapaz de demorar el acto, pasa de la tensión al acto, sin mediatización del pensamiento, la compulsión a la repetición se activa junto a la pulsión de muerte.
En la cura se promueve una reestructuración psíquica que permita al adolescente adicto una resignificación de su pasado que a la vez incluya su futuro. Posibilitar al yo ganar en acción propositiva, integración social, predictibilidad en las actitudes, estabilidad de autoestima y mayor articulación de los procesos afectivos y volitivos.
La estructuración psíquica opero de manera deficitaria, por eso el superyó en el adicto no ha implementado su rasgo característico que es la prohibición, la limitación, la culpa y el ideal del yo no se ha consolidado por ende el yo débil recurre al grupo de pares como restitución de sus carencias y continente indiferenciado (somos todos uno) donde se despliega lo fusional en el vinculo intersubjetivo.
La agresión es introyectada, internalizada, devuelta en realidad al lugar de donde procede, es dirigido contra el propio yo, incorporándose a una parte de este en calidad de superyó, se opone a la parte restante asumiendo la función de conciencia moral, despliega frente al yo la agresividad que la vive como sentimiento de culpa y se manifiesta como necesidad de castigo para contrarrestarla. En el adicto el superyó esta deficitariamente instalado, con lo cual esta subordinación del yo a la conciencia moral esta fallida. En la presencia de la droga el superyó se diluye y fracasa en su acción normatizante e interdictora. Pero al superyó como instancia interna nada se le puede ocultar, ni siquiera el pensamiento con lo cual cuando los efectos de la sustancia pasan, el yo se siente torturado con angustia y humillación.
La droga es un objeto transicional fallido, que en vez de abrir el espacio potencial, creativo, a través de objetos maleables y variables, realimenta lo tanatico y destructivo.
párrafos seleccionados de: EDUARDO MANDET. Ficha: “Adicciones: Conceptos Básicos”.
Decía Hipócrates: “El aire puro es el primer alimento y el primer medicamento”. Como alimento, el aire puro abastece la mayoría de nuestras necesidades fisiológicas, de tal modo que en el campo, en el bosque, en la montaña o a orillas del mar, se puede vivir principalmente de aire y secundariamente de alimentos destinados al estómago. Esto se puede ver en la frugalidad de los campesinos que, a pesar de sus rudas labores y enérgico desgaste físico, viven sanos con tortillas y frijoles.
Hoy en día, las recomendaciones nutricionales por individuo son determinadas por el Food and Nutrition Board (Consejo de Alimentos y Nutrición FNB), del National Institute of Medicine (Instituto Nacional de Medicina). Aunque estas sean recomendaciones oficiales, la ciencia detrás de ellas aún no está completamente asentada. En algunos casos, no hay suficiente investigación para algo más que una conjetura; de hecho, los requerimientos individuales se ven afectados por el estilo de vida, la dieta en general y la genética, lo que significa que es imposible determinar el número exacto de requerimientos para cualquier persona.
Freud enumero tres soluciones paliativas a las que recurre el hombre frente al dolor de vivir, frente a la angustia existencial de Ser: 1. La sublimación, 2. Las satisfacciones sustitutivas a partir de objetos contingentes y 3. La intoxicación, que nos torna insensibles al dolor. El azúcar es sin lugar a dudas la sustancia más consumida por toda la humanidad.
Quizá la terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) sea la terapia que más representa a lo que se denomina “tercera ola”, mayormente debido a que ha sido Steven Hayes, uno de los principales desarrolladores de ACT, quien acuñó esa expresión. Lo primero que podríamos decir es que ACT es una forma de psicoterapia. Mejor aún sería decir que es el ornitorrinco de la psicoterapia: visto de lejos es difícil decir a ciencia cierta de qué animal se trata, y esa confusión tiende a no disminuir a medida que uno se acerca al asunto. Los gestálticos encuentran en él componentes con la Gestalt en algunas prácticas experienciales, a los sistémicos les suena familiar la parte de dejar ir el control y las paradojas, a los cognitivo-conductuales les resultan familiares las herramientas para lidiar con pensamientos, los humanistas encuentran semejanzas en la conceptualización de valores, etc. Al igual que el ornitorrinco, se parece a otros animales pero es una bestia original.
El analista no podría aplicar una técnica sin caer en la impostura. Decir lo que podemos hacer, siempre será prematuro para el analista, tanto porque su acto implica que el hacer quede del lado del analizante, como porque su acto exige que lo que es del orden del hacer solo se llegue a saber a posteriori –con lo que ello requiere de invención permanente-.